jueves, 12 de noviembre de 2015

LA SEMANA SANTA EN CATACAOS

                             LA SEMANA SANTA EN CATACAOS

La Semana Santa, que se celebra en Catacaos desde 1547, es la fiesta religiosa más grande de la costa-norte del Perú, a la cual acuden numerosos peregrinos de las zonas aledañas. Durante 7 días, impresionantes manifestaciones masivas de fe y devoción llena las calles y los corazones de los piuranos. La celebración se inicia con la procesión del Señor Triunfante, el Domingo de Ramos, cuando la imagen es conducida sobre  una pollina blanca.

El día lunes desfila primero el Señor Cautivo, luego, San Juan y la Dolorosa. El día martes las mismas efigies. El miércoles el orden es Cristo de pie y luego Cristo de hinojos, llevándose a cabo la ceremonia llamada “el despedimiento”, que consiste en el encuentro de la imagen del Cristo arrodillado con los demás santos, jueves santo no sale la procesión, que el día anterior ha retornado al templo, en esta ocasión se nombra al “depositario”, a quien se hace entrega de la “llave de oro”condición que le obliga a ofrecer el “banquete de los 7 potajes” a las autoridades, sociedades, cofradías y asistentes  a la misa. Se calcula que ha este banquete asiste por lo menos mil personas, quienes son exquisitamente atendidas.

Las ceremonias del viernes Santo se realizan con la asistencia de todas las autoridades, que después pasan a casa del “doliente”personaje de gran figuración nombrado por lo fieles, quien ofrece un banquete a base pescados y mariscos. Terminando el almuerzo viene el sermón de las 3 horas, siguen las ceremonias ante el Santo Sepulcro, adonde el “doliente” va vestido de luto por la muerte del señor. Se calcula que este día la concurrencia alcanza la cifra de cuarenta mil devotos. El sábado de Gloria se realizan los bailes sociales y repican las campanas. El domingo de pascua, a las cuatro de la mañana, se llena el templo y la procesión recorre  el pueblo todo el día. Aquí  se  lleva a cabo la ceremonia  del encuentro  del            “encuentro” entre San Juan y las Tres Marías ante el sepulcro de Cristo. Todo termina en la casa del procurador de cada cofradía, donde se realiza la fiesta final, a la que deben acudir los miembros de cada cofradía con sus respectivas esposas.

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